la historia de Anabelle

NUNCA ES TARDE PARA FLORECER DE NUEVO

La ruptura de un aneurisma cerebral de 3 milímetros borró la memoria y la personalidad de Anabelle. Su familia y el equipo de cuidados de Children's Health℠ estuvieron a su lado mientras se recuperaba y recordaba lo que había olvidado.

Anabelle es atrevida, extrovertida y con una chispa única. Tan solo con 13 años, tiene un ingenio rápido, un don para hacer bromas y puede entablar conversación con casi todo el mundo. Después de la escuela, su madre suele encontrarla dibujando en la mesa de la cocina con su hermano pequeño. Le encanta ser la hermana mayor, tocar el arpa y acurrucarse con su perro, Beans, o su gata, Luna. Pero hace unos dos años, Anabelle perdió temporalmente su personalidad, su talento y su memoria con lo que empezó como un simple dolor de cabeza. Entonces, en una fracción de segundo, la vida de toda su familia cambió.

“Quien es ella ahora no es quien era. Hemos perdido a alguien que tenía muchos sueños y aspiraciones, y ahora esos sueños son diferentes, ella es diferente. Pero también podemos celebrar quién es ahora”, dijo Kylee, la madre de Anabelle.

UNA SÚPLICA PARA DEMOSTRAR QUE SE EQUIVOCAN

Anabelle llevaba un rato quejándose de dolor de cabeza, pero era el primer día de la escuela y estaba emocionada por volver. Esa misma noche, mientras cenaban, Anabelle empezó a patear la mesa. Su padre le pidió que parara dos veces, pero su tono cambió la segunda vez. Kylee dejó de jugar con el hermano pequeño de Anabelle en el suelo al oír el pánico en su voz. Anabelle estaba sufriendo una convulsión. Su madre llamó inmediatamente al 911 mientras su padre sacaba a su hermano de un año de la habitación y corría a casa de su vecino en busca de ayuda. “Fue entonces cuando su corazón paró”, cuenta Kylee.

Sus vecinos, que sabían primeros auxilios, se apresuraron a ayudarla. Su corazón volvió a latir, pero paró por segunda vez justo cuando llegaron los paramédicos. La familia de Anabelle se encontró de repente en su hospital local. Kylee se dio cuenta de que no llevaba zapatos. No tenían ni idea de lo que estaba pasando. Los médicos dijeron a la familia que Anabelle tenía una hemorragia cerebral y que debían trasladarla en helicóptero a Children's Health.

“La espera del helicóptero me pareció eterna. Anabelle estaba fría, estaba pálida”, dijo Kylee.

Al llegar al hospital, la familia de Anabelle supo que había sufrido la ruptura de un aneurisma cerebral de tres milímetros que le había causado cinco derrames cerebrales. Los médicos dijeron que Anabelle – en coma inducido – no podría volver a caminar ni ver por el ojo derecho. Y no se sabía cómo sería su función cognitiva cuando despertara.

“No dejaba de mirarla y le decía: 'Vas a demostrar que se equivocan. Vas a demostrar que se equivocan'”, dijo Kylee.

APRENDER TODO DE NUEVO DESDE CERO

El difícil camino hacia su recuperación empezó en cuanto Anabelle salió de sedación, pero su familia y el equipo de Children's Health la apoyaron en cada obstáculo. Al principio, Anabelle luchaba por controlar su cuerpo, hablar y recordar a miembros de su familia,  incluyendo a su madre. Y no podía tocar el arpa.

Con la ayuda y el ánimo de sus fisioterapeutas, Anabelle aprendió a caminar de nuevo. Su tía le hizo un libro lleno de fotos de todos los miembros de su familia, incluidas sus mascotas, para ayudarla a recuperar su memoria. Finalmente, empezó a hablar.

“Todos la trataban como si fuera su bebé, su hija. La cuidaron como si la que estaba en esa cama fuera su propia sangre”, dijo Kylee.

Su familia también se sintió apoyada por la comunidad, ya que muchos de los programas que ofrece Children's Health — como música, arte o terapia con mascotas — son posibles gracias a las generosas contribuciones de los donantes. Estas donaciones sin restricciones, grandes o pequeñas apoyan los esfuerzos del hospital para hacer la vida más fácil a los pacientes y familias que pasan por lo impensable. “Gracias a la comunidad todo pareció menos clínico, lo hizo un poco más cálido”, dijo Kylee.

Tras 86 días en el hospital, Anabelle salió. “Me ayudaron a recuperarme. Me ayudaron a aprender a caminar de nuevo y a reaprender mis habilidades musicales”, dijo Anabelle.

Desde entonces ha vuelto a leer, dibujar y tocar su querida arpa. A pesar de haberse retrasado en la escuela y haber empezado el año pasado en un nivel de lectura de kindergarden, se ha puesto al día, e incluso está asistiendo a clases avanzadas. “No estaría aquí si no hubiera venido a Children's Health”, dice Anabelle.

Su experiencia le ha enseñado mucho sobre el funcionamiento del cerebro, por lo que quiere algún día convertirse en neuropsicóloga. Las ondas cerebrales le parecen especialmente “cool” dice.

“Children's Health la salvó. Salvaron a toda mi familia, nuestras vidas van a ser diferentes, pero ella volvió a casa”, dijo Kylee.

Y como Anabelle hay muchos niños que tienen la esperanza de florecer esta primavera, por eso es tan importante tu donación. Con tu apoyo Children's Health logra hacer que lo imposible sea posible, permitiéndole a una próxima generación de niños dedicarse a ser increíbles.